Simplificando

Siempre voy a querer a Lucia. En uno de mis primeros recuerdos, de esos que se le vienen a la cabeza a uno de vez en cuando, Lucia y yo estamos caminando por un parque casi oscuro, con las manos en los bolsillos, ella tirita de frio. Lucia me dijo: Me gusta la lluvia, me gusta caminar, me gusta Hello Kitty, me gustan las rosas, me gustan las canciones de Sui Generis. Tal vez ella no lo recuerde pero por ese entonces yo le preguntaba muchas cosas. Quería saberlo todo de ella y fue así que comprendí que mi alegría era verla sonreír, porque en esas pequeñas preferencias podía identificarme con Lucia. Nos pareciamos tanto que si existiera un libro sobre el encuentro de las almas en este mundo tan complejo, tendría que estar escrito en el pie de la página que las nuestras ya se chocaron.

Hoy conversamos por teléfono luego de algunos días. Días en los que ella no quería escucharme y yo me aguantaba las ganas de llamarla. Bueno para ser honesto termine hablando con el buzón de voz de su teléfono móvil un par de veces. Siempre ha sido hermosa aún cuando tiene todas esas confusiones en su cabeza.

Cabecita loca le dije una vez y jamás deje de hacerlo. Nunca le he dicho porque. Algún día le explicaré que no es fortuito, que aquella frase nació a raíz de una conversación con alguien muy especial para mí, pero esa es historia para otro cuento.

Hoy le dije que me leyera. No sé si lo hará. Sólo quería decirle que me quede pensando en cómo ella logra decir en dos palabras lo que yo siempre demoro en decir escribiendo en un párrafo entero, por lo menos. En como ella puede simplificar tanto las cosas y decir lo mismo que yo sin irse tanto por las ramas, ¿será que de alguna forma he tratado de trasladar mi amor a las ramas de los arboles aún cuando escribo?. ¿Aún recordará Lucia que me gustan las ramas de los arboles?

Ella dice que le gusta leerme, “Te quiero y me gusta lo que escribes” me dice, y yo le creo. Porque Lucia es la mujer que se cruzo en mi camino un día y no se separo de mí jamás, porque Lucia no es perfecta como yo tampoco lo soy, pero es fuerte y yo jamás dejaré que se olvide de eso. Aún cuando este confundida o con dolor de cabeza o con un remolino en el estomago o estresada por La Princesa del abecedario de papel que yo adoro. Yo no dejaré de creer en ella, en la mujer que es, en lo hermosa que es su mirada, en la dos voces que tiene (hace poco me dijo que una persona le dijo que tenía tres, pero tres es un número impar y para este cuento solo bastan dos, así que me quedo con solo dos voces), en lo lindo que es saber que existe, en lo lindo que es decirle “Te quiero” y sentir que lo digo de corazón.

Aquí una canción que es solo para ella, tal como lo es esta noche.

http://www.youtube.com/watch?v=Sncn4jQsog8