Conexciones offline





Abro la puerta de mi cuarto y enciendo la computadora rápidamente. Quiero escribir el cuento que le he prometido a Lucia, pero no sé como comenzar, así que tomo un poco de manzanilla y miro hacía mi repisa donde, hoy, he colocado su foto. Es una foto antigua, impresa (ya nadie tiene fotos impresas) en ella sale toda vestida de negro con un birrete y una sonrisa que deja ver los hoyuelos que ambos compartimos. Comienzo a escribir.

Cabecita loca. Son las dos primeras palabras que se me ocurren. Cabecita loca, nadie en el mundo le dice así, nadie jamás lo hará. Creo que por eso me siento bien cuando se lo digo, y creo que ella de una u otra forma también se siente especial y querida y a mí eso me hace feliz.

Luego de colocar esas palabras se me vienen a la mente, dentro de un mosaico de imágenes, una en la que estoy parado frente a ella en Barranco. Mis manos sudan mientras ella me mira nerviosa, nerviosa y linda, con sus ojos negros y el cabello arqueado y rebelde. Me veo frente a ella abrazándola y recibiendo con ternura uno de sus besos mientras sonreímos. Es la primera imagen que tengo, pero luego vienen muchas más. La mayoría de ellas tiene a una pequeña siempre a nuestro lado, una niña hermosa que con sus manitas y su caminada irregular me toma de la mano. La princesa del abecedario de papel le digo, le decía a escondidas para que Lucia no me escuchara. Ella ya no sabe quién soy, pero yo si se quién es ella y jamás la olvido. Tengo tantas cosas que contarle, que decirle, que enseñarle…pero luego habrá tiempo para eso, hay que ir despacio como va este cuento.

¿Por qué las cosas tiemblan en mi mundo y a ella le tiemblan las piernas cuando hablamos? Tal vez nos queremos mucho o tal vez somos un par de locos que viven conectados en un mundo que cada vez se desconecta más. Cualquiera de las dos opciones es válida y Luana podría dar fe de ello. Lucia dice que está más alta cada día y que si la veo tendré que empinarme para poder saludarla o comprarme uno de esos zapatos con plataforma que salen en los inforcomerciales. Le creo.

Esta semana, que está por terminar, volví a escuchar la voz de Lucia, esta semana mi corazón respondió a sus palabras con una leve taquicardia sin ninguna consecuencia médica. Me alegra mucho haber tenido el valor de decirle ¨hola, soy Iván¨ aunque ella, en un primer instante, no me reconociera y por medio segundo me sintiera como el más idiota del mundo. Me alegro de haberla hecho sonreír, me alegro de saber que puedo llegar a querer tanto a alguien y que ese alguien sea tan especial como ella. Me alegra saber que me lee ahora y está al otro lado de la pantalla pensando en mí y solo en mí.
Solo le pido una cosa esta noche. Que pronuncie mi nombre, ella sabe que sus palabras llegaran siempre hasta donde estoy. Ella sabe que yo estoy pronunciando su nombre justo antes de poner el punto en este cuento, que no es cuento, sino más bien, una breve declaración intransigente y curiosa de que vine para quedarme y que ella es y será siempre mi cabecita loca…

Comentarios

  1. me encanto tu cuento que no es cuento! ... gracias ... ahora si puedo estar el resto de la semana tranquila.... la ansiedad me estaba matando!! ... (curiosa yo) ...

    un besote ... te quiero mucho

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  2. buenos días Ivan, paso a agradecerte tus palabras en mi blog.. y decirte que me ha encantado como te describes en el perfil. buen domingo

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  3. con razon te perdiste del mundoooooooooooooooo!!!. uhhhhhhhhhhhhh. Como quisiera que a mi me escribieran así...
    Paula.

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  4. te adorooooooooooooooooo!!!

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