Niña de mi devoción,
déjame que ahora duerma
viendo el brillo de la esperma
esparcida en el salón.
Me acuerdo, con la emoción
casta del primer anhelo
de tus mejillas de cielo;
de blancura adorable
y hasta del inolvidable
perfume de tu pañuelo...
Fragmento de "Jazmines del cabo" de Rafael Heliodoro Valle
Aqui estoy, cumpliendo con mi parte del trato...jajajaja!!!Ahora, ya me tienes en tu blog...Espero poder seguir conversando contigo por mucho tiempo mas, y me alegro de haberte conocido!!
ResponderEliminarNo se como adivinaste, pero me encanta este poema...jajjajajajja!!!!!!!
Jaz*