Mentiras Verdaderas

El final de una relación es una experiencia por la cual muchos no quisieran pasar jamas en su vida. El simple hecho de saber que se tiene que perder al ser amado es casi comparable por algunos con la extracción de un órgano vital del cuerpo y sin el cual se cree que este no funcionara de la misma forma.

Terminar es algo inevitable, algo que no se debe de temer pues es únicamente el desenlace esperado, algo que viene dentro del kit que compran las parejas llamado "relacion amorosa". Cuando pienso en todas las relaciones que tuve y que acabaron pienso en las cosas malas y las cosas buenas que hice. Las cosas malas llevan una ventaja enorme. He cometido todos los errores habidos y por haber, he sido infiel, he sido mentiroso, he sigo egoísta, he sido en conclusión, la mayor parte del tiempo, un mal enamorado.

Cosa de la cual ya ni me siento arrepentido pues también me han pagado de la misma forma, lo cual confirma para mi eso de que la justicia divina en verdad existe y se presenta cuando menos lo esperas en la forma de la mujer mas candida e inocente.

Quisiera dejar en claro que no soy de los que no creen en el amor, al contrario, se de relaciones que duran décadas y funcionan muy bien no con la misma intensidad que al principio, pero funcionan bien, mi mejor amiga me decía que el amor es un proceso, un proceso con etapas, con un inicio, un punta alto y un final, final que muchas veces nos negamos a aceptar y que tratamos de demorar lo mas que se pueda. Como se habrán dado cuenta mi amiga no tiene novio hace años.

Y es que el amor no se puede resolver con una formula matemática ni con un teorema de pitagoras (como carajo era el teorema de pitagoras?) sino que es algo que se siente, se puede razonar y hasta negar pero no por eso dejar de sentir.

Cuando Lucia y yo terminamos hace unos meses me jure olvidarla en un dos por tres. Salir con amigas, conocer gente nueva, hacer ejercicio. Tenía una agenda llena (en mi cabeza claro) de cosas que planeaba hacer y con las cuales pensaba olvidarme del año que pasamos juntos, de los besos que nos dimos y las promesas hechas. Lo tenía todo controlado, pero no me había dado cuenta que en el fondo cuando pensaba en ella y sentía que no estaba conmigo una patada en el hígado me llegaba de golpe y mis manos se ponían heladas de miedo. Era el corazón de seguro haciendo su indeseable presencia en mi cuerpo y reclamandome una ausencia.

Yo ya no quiero a Lucia, no me importa como sera su vida de aqui en adelante, no me interesa si sale con alguien, ni si su hija esta bien o no, no me importa saber como esta en su trabajo, ni saber si sigue teniendo el mismo peinado con cerquillo a un lado, no es mi problema si aun sigue usando el mismo perfume que su madre le regalo y que religiosamente se hechaba cada mañana antes de salir de casa, no me interesa saber si sigue teniendo los ojos mas lindos del mundo, no me importa si un día de estos se aparece en mi puerta y me dice que me quiere de nuevo, y mucho menos si talvez en una de esas vuelvo a abrazar a su hija y jugar con ella toda la tarde viendola reir y con la baba cayendoseme. En serio, ya lo supere, en verdad.